Motoball, o lo que pasa cuando te gustan mucho el fútbol y las motos. Un balón más grande que tu casco y regates a puño de gas

Motoball, o lo que pasa cuando te gustan mucho el fútbol y las motos. Un balón más grande que tu casco y regates a puño de gas
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El fútbol es el deporte de las masas. Pero hay quienes también son frikis de las motos. En la redacción, nos pasa. Lo que muchos no sabían es que ambas pasiones son totalmente combinables. Se llama Motoball, y sí, has leído bien: es fútbol en moto.

Y no, no es una película de acción ochentera con tipos musculosos y escenarios postapocalípticos. Es real, tiene reglas, ligas profesionales y hasta historia centenaria.

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Del barro inglés a la gasolina báltica. Aunque parezca salido de un cómic de ciencia ficción, el Motoball tiene su historieta detrás: nació en la Inglaterra de los años 20, cuando a alguien se le ocurrió que patear un balón gigante montado en moto podía ser más divertido que jugar un partido a pie.

La primera competición oficial documentada data de 1923, durante una gala benéfica, y para 1924 ya había partidos por todo el país. El éxito fue inmediato. Desde entonces, el deporte ha evolucionado hasta contar con ligas profesionales, principalmente en Francia, Alemania, Rusia y los países bálticos. En España el Motoball también ha hecho sus pinitos.

¿Cómo se juega? Piénsalo como un cruce entre fútbol, polo y motocross, con una pizca de caos ordenado (con reglas). Cada equipo tiene cinco jugadores: cuatro van en moto y el portero va a pie (sí, alguien tiene que sufrir). El balón, por razones evidentes, es un gigante de 40 a 45 centímetros de diámetro y pesa alrededor de un kilo. ¿Por qué tan grande? Porque con una pelota normal acabarías pasándola por el escape antes de meter gol.

Los partidos duran cuatro tiempos de 20 minutos en las competiciones oficiales, aunque en eventos más festivos como el Motorbeach Festival en España, se juegan dos tiempos de 10 minutos, con reglas similares al fútbol tradicional. Pero claro, aquí los tacos son neumáticos, y las entradas duras… Son literales.

Las motos no son cualquiera. Se usan modelos de Trial o cross adaptados, reforzados para resistir los choques y manipulados para controlar el balón con más precisión. Algunos incluso tienen estructuras metálicas para encajarlo y avanzar con él. Las piezas más expuestas (discos de freno, cadenas, escapes) van protegidas para evitar accidentes serios en el fragor del partido.

Motoball 2 2025

Los jugadores llevan equipación off-road: protecciones integrales, botas especiales sin tacos y, cómo no, casco. Y como un solo árbitro no da abasto, el campo se divide en dos mitades con un juez (o árbitro) para cada una. Coordinar ese espectáculo entre ruedas no es tarea para cualquiera.

¿Y en España qué? Aunque hoy no sea un deporte de masas, España tuvo su momento de gloria en los años '50 y '60, y una segunda juventud en los '80 con la Copa de España de Motoball.

Motoball 1 2025

El Moto Club Esplugues, armado con Ossa Phantom 77 especialmente modificadas, fue el rey de esa era. Incluso compitieron con dignidad en Europa. Hoy en día, eventos como el Motorbeach Festival están intentando revivir la llama, montando partidos con inscripción abierta y formato de eliminatoria.

Hay goles, hay regates, hay barreras en los tiros libres… Y sí, también hay derrapes, acelerones y alguna que otra caída aparatosa. Pero sobre todo hay espectáculo, pasión y una deliciosa falta de sentido común. Como debe ser en todo lo que rodea a la moto. El problema es que las motos no son tan baratas como un simple balón y unas botas de fútbol para jugar.

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